La consciencia del riesgo a perder el patrimonio, ayuda a protegerlo
Recuerdo la conversación entre dos futbolistas amigos entre ellos. Uno, ya próximo a su retirada y otro, joven en pleno apogeo de su carrera deportiva. El joven ya generaba grandes cantidades de dinero y tenía pulso financiero para adquirir casi todo lo que el dinero puede comprar.
El joven, con el entusiasmo propio de su edad, hablaba de lo afortunado que se sentía con su situación. Fue en ese momento cuando el futbolista más veterano le dijo que, aunque estaba en lo cierto, tuviera en cuenta una importantísima cuestión:
El dinero ni es infinito ni se va a mantener solo.
Un consejo vital realmente bueno. Por mucho patrimonio que se genere, una persona nunca está exenta de perderlo, ya sea parcial o totalmente. El futbolista más veterano, por cuestiones obvias propias de tener más experiencia, había visto compañeros de profesión que en su día también generaban grandes cantidades de dinero pero que en la actualidad vivían como podían tras haberlo perdido casi todo.
¿Cómo es posible eso? Fácil, tomando malas decisiones. Malas decisiones normalmente tomadas por la propia ignorancia e inexperiencia del mundo de los negocios y las inversiones y al haberse enfrentado solos a ellas. O por haberse fiado de las personas inadecuadas.
Iniciar aventuras empresariales en las que te piden que avales, o ampliaciones de capital en las que te piden firmar un pacto de socios que te obliga a seguir aportando cantidades futuras si se requieren, pueden hacer que todo se descontrole. Y hay que tener presente una cuestión también importante: la gente que te ofrece esas cuestiones muchísimas veces no son gente que te quiera estafar o se quiera aprovechar de ti. Muchas veces son personas cercanas (familiares, amigos o compañeros de profesión) que te ofrecen esas inversiones en la creencia de que va a ir bien. El error es pensar que por el mero hecho de que esa persona sea de tu círculo cercano y te quiera el bien, ya convierte esa inversión en exenta de riesgo. No señor, puede tener el mismo riesgo que si te la ofreciera Bernie Madoff.
Es decir, tanto si el que te ofrece la inversión es un estafador bien vestido como Bernie Madoff como si el que te la ofrece es tu mejor amigo pero sin la preparación empresarial y jurídica adecuada, estás en claro riesgo de perder el dinero que tanto esfuerzo y dedicación te cuesta ganar.
Por suerte esto está cambiando. Es cierto que sigue habiendo deportistas de élite que siguen perdiendo grandes cantidades de dinero. Pero también es cierto que hoy en día el futbolista es mucho más consciente de esa realidad. Desde asociaciones y sindicatos se está consiguiendo concienciar al deportista de la conveniencia de darle importancia al cuidado del patrimonio. Ya sea dando consejos y explicando los errores evitables o ya sea mostrando los desgraciados ejemplos de futbolistas arruinados, se está consiguiendo reducir drásticamente la probabilidad de que el futbolista acabe arruinado.
Para poder poner medios para evitar que algo pueda sucederte (arruinarte en este caso) primero debes ser consciente de que ese algo pueda ocurrir. No tienes por qué ser un futbolista veterano y haber visto perder dinero a compañeros para aprender esa lección. Simplemente con hacer caso de aquellos que si lo han visto y a aquellos cuyo objeto social o profesión sea defender tu patrimonio, puede ser suficiente.
¿Hizo caso el joven futbolista al más veterano en el caso que comentábamos al principio de este post? Me consta que sí. No quiere decir que no pueda equivocarse en alguna inversión, pero de lo que estoy seguro es que será mucho más difícil.
Iñigo Abrego Sanchez-Ostiz
Abogado fiscalista y socio de PKF Attest
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