El peligroso derecho de opinar y la aceptación de las decisiones en el deporte

Opinión8 noviembre 20227 Minutes

La crítica esbozada por Carlo Ancelotti al colegiado que intervino en el partido que recientemente jugaron el Real Madrid y el Girona es una más de tantas que se realizan en el ambiente del deporte.

Las más comunes son justamente las quejas a los árbitros por su desempeño, pero también se ha llegado a criticar e involucrar a dirigentes generando enfrentamientos entre colegas, como también a jugadores y en todos los estamentos.

Parecería que verter una opinión ante los medios de comunicación y ahora también en las redes, puede traer aparejado la aplicación de sanciones si las mismas incomodan a las personas que detentan el poder.

Ello no deja de constituir un nuevo conflicto que se suma a los varios que encontramos a diario en la vida misma, así como en estos casos en la vidriera futbolística o de otro cualquier deporte.

A los hombres de derecho rápidamente se nos viene a la mente el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos , como también el mismo número de articulo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

También la mayoría de los países en sus constituciones aluden al derecho fundamental de las personas de la Libertad de Pensamiento y de Expresión.

Este derecho pretende que ninguna persona sea coartada en su libertad de expresar sus pensamientos libremente sin censura previa. Pero aclarando, además, que en el caso de que sus expresiones puedan causar algún daño a un tercero y ante la intervención de la Justicia con una condena tendrá la “responsabilidad ulterior” por dichas manifestaciones.

Las mismas no deberán ser injuriosas, es decir que provoquen un descrédito en la persona de un tercero, y mucho menos calumniosas, que significa atribuir falsamente un delito a esa tercera persona.

Es también cierto que este derecho, cuyo día se conmemora el 7 de junio en varios países de América (celebrándose ese mismo día la festividad del periodista), no es un derecho absoluto como la mayoría de los derechos humanos. Mantienen su relativismo ya que puede ceder ante otros derechos fundamentales. Así conocemos los famosos choques de trenes como se mencionan cuando la libertad de expresión debe callar ante el derecho a la intimidad en determinados casos, no en todos.

En el caso del entrenador del Real Madrid, como en otros tantos anteriormente, las sanciones aplicadas por las federaciones deportivas recaen en personas que forman parte de la industria del deporte. Seguramente no será sancionado un periodista por emitir su opinión en el medio que trabaje, cumpliendo con su labor para la que pagan su salario.

Lo que muestra que quienes están en el juego deben aceptar las reglas no solo de la competencia sino de las que imponen la dirigencia para evitar las malas sensaciones de desorden dentro de algo que debería ser lógico y tranquilo si se cumple con las normas. Aunque muchas de ellas violen derechos universales.

Así como entendí en otra ocasión aquello que se insinuaba como una vulneración al derecho fundamental del acceso a la Justicia (o principio también llamado “tutela judicial efectiva”), cuando algunos reglamentos deportivos pedían no apartar los conflictos jurídicos de los tribunales deportivos evitando ir a los tribunales ordinarios , afirmé que por un valido principio de inmediatez que existe en el deporte, cabía esa excepción ya que los tiempos de la justicia ordinaria dejaban de ser razonables para la industria del futbol y otros deportes y causaban mucho daño a un atleta si debía esperar los prolongados períodos de tiempo que lleva en promedio una causa en los Juzgados, Cámaras y Cortes comunes.

En el caso que nos atañe ahora entiendo que no se debe privar a nadie de expresar su pensamiento u opinión. Pero como entiendo y enseño a mis alumnos de periodismo, es muy diferente decir por una radio o un canal de TV o escribir que el colegiado tal actuó pésimo, o no tuvo su mejor tarde, con lo que está dejando claro que, en su opinión, no le agradó la actuación del referee, o lo mismo de un jugador o de un dirigente.

Si, por el contrario, la expresión tiene intencionalidad de dañar la imagen de la persona a la que nos estamos refiriendo y manifestamos calificativos con improperios o descalificativos (incluso delictivos), allí ya habrá algo más que desear expresar una opinión sobre lo ocurrido.

Vuelvo a poner en el tapete una herramienta fundamental: la comunicación. Difiere -y mucho- que diga que no me agradó la actuación o la decisión que se tomó por el colegiado a que diga que me robaron, pues automáticamente ello pasa a ser un delito. Si eso lo pienso, pues tengo los caminos para reclamarlos.

Es comprensible que las muchas pulsaciones que dejan un juego o a veces los enojos por un resultado en la competencia motivan estos impensados manifiestos, es importante controlar la mente y pensar bien lo que se quiere decir pues las palabras pueden herir muchas veces más que un arma.

La buena comunicación, para mantener las relaciones en buen estado, es un elemento fundamental para la salud de todos los que formamos parte de esta gran pasión que es el deporte. El deporte es conductor de paz, no dejemos que ese objetivo tan rico y supremo se derrumbe por un minuto de impotencia.

 

José Emilio Jozami
Periodista y alumno del Programa Ejecutivo en Compliance en el Deporte