Contrato

Cinco errores que nunca debes cometer a la hora de negociar un contrato de transferencia

Análisis30 octubre 202414 Minutes

En el complejo y competitivo mundo del fútbol, la correcta negociación de un contrato de transferencia es clave para asegurar el éxito de las operaciones. No obstante, muchos clubes, agentes y abogados cometen errores que pueden resultar en pérdidas económicas significativas o, incluso, en la frustración de acuerdos.

Este artículo explora los cinco errores más comunes que se deben evitar a la hora de asesorar en la firma de un contrato de transferencia de jugadores, aportando un análisis detallado y práctico de cada uno.

No hacer los deberes: el análisis previo a la negociación

Uno de los errores más comunes a la hora de negociar un contrato de transferencia es no realizar un análisis exhaustivo antes de proceder con la operación. Y es que en muchas ocasiones los clubes compradores no investigan adecuadamente la situación del jugador que se quiere fichar, lo que puede acarrear consecuencias imprevistas. En este contexto, hay varios puntos que deben ser revisados de manera minuciosa.

Primero, es fundamental analizar el pasaporte deportivo del jugador para comprobar qué categoría (amateur o profesional) tenía el futbolista en sus clubes anteriores, y del mismo modo es relevante la categoría con la que vayamos a inscribir, ya que en función de ello pueden generarse importantes cargas económicas, como la indemnización por formación y la contribución de solidaridad previstos en el Reglamento FIFA sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores (RETJ).

Ignorar este aspecto (en especial en caso de cesiones previas del jugador ya profesional) puede derivar en inesperadas reclamaciones por parte de clubes formadores, que en muchos casos alcanzan cifras significativas.

Adicionalmente al pasaporte deportivo, es importante solicitar un registro de sanciones del jugador en su Asociación nacional anterior. De no hacerlo, el club comprador corre el riesgo de fichar a un jugador que arrastra sanciones pendientes, impidiendo así su alineación en los primeros partidos con su nuevo equipo.

Por otro lado, también es imprescindible verificar si el jugador ha jugado para más de un club en la misma temporada. Según el artículo 5.1 RETJ, un jugador solo puede ser alineado en dos clubes durante la misma temporada, pese a que pueda estar registrado en tres. No prestar atención a este detalle puede provocar que el jugador no sea elegible para competir, frustrando así el objetivo del fichaje.

Y ya por último, es muy importante en los casos en los que el jugador venga libre, obtener una acreditación por parte del club o del propio jugador de cómo se ha llegado a esa situación de libertad contractual, y ello en aras a evitar que el club comprador pueda ser considerado responsable solidario del pago de la indemnización impuesta al jugador en caso de terminación unilateral sin justa causa por su parte (ex. art. 17 RETJ).

En este punto, habrá que ver si finalmente se modifica el RETJ (y en qué términos) tras la reciente decisión del TJUE sobre el caso Lassana Diarra, pero con independencia de ello, adoptemos siempre esta precaución cuando el jugador venga libre.

No considerar los aspectos fiscales de la operación

Los aspectos fiscales son otro elemento clave a tener en cuenta en las transferencias internacionales de futbolistas, y no hacerlo correctamente puede suponer un incremento importante de los costes totales de la operación. Y es que la carga fiscal que debe soportar el club por la contratación de un futbolista procedente del extranjero varía significativamente en función de su condición de residente o no residente fiscal en el país de destino.

Un error común es no evaluar correctamente el impacto fiscal que tendrá la transferencia en todas las partes involucradas: el club comprador, el club vendedor y el jugador. La diferencia en la carga impositiva puede ser de hasta 30 puntos porcentuales, dependiendo de si el jugador tributa como residente (con tipos de gravamen alrededor del 50%) o como no residente (entre el 20% y el 25%). De ahí que una correcta planificación fiscal no solo pueda generarnos un ahorro importante, sino también evitarnos las siempre temidas sanciones por parte de las autoridades tributarias.

Por último, si asesoramos a un club español, deberemos tener especial precaución cuando fichemos a jugadores procedentes de Brasil y Argentina ya que, al no existir suscritos convenios de doble imposición con estos territorios, estas transferencias se encarecen hasta un 20% más en comparación con el fichaje de futbolistas procedentes de otros países.

No pactar de manera clara las condiciones económicas

En cualquier contrato de transferencia, establecer de manera clara las condiciones económicas es esencial para evitar conflictos posteriores. En este sentido, cinco son los puntos comunes que suelen estar detrás de todas las disputas.

El primero de ellos es no especificar si el precio de transferencia acordado es un precio neto o bruto. Esto afecta directamente a qué parte asume ciertos gastos asociados a la transferencia, como impuestos, comisiones de agentes y pagos por solidaridad y formación. Aquí es conveniente definir si el club comprador puede deducir esos costos del precio total de la transferencia o si, por el contrario, corren por su cuenta.

Otra precaución que deberemos adoptar, sobre todo si asesoramos al club vendedor, es incluir garantías en caso de impago por parte del club comprador. En este sentido, las cláusulas que prevén intereses de demora, penalizaciones o incluso la aceleración de pagos son herramientas útiles para proteger los intereses de la parte vendedora.

Seguramente la mala redacción de las cláusulas relacionadas con los pagos variables sea la fuente más común de disputas. Los variables suelen depender del rendimiento colectivo del nuevo equipo (títulos, permanencias, ascensos, clasificaciones para competiciones continentales, etc.) o bien del rendimiento deportivo del propio jugador (número de partidos jugados, goles marcados, porterías a cero, convocatorias con el combinado nacional, etc.).

Siempre que se acuerden bonus adicionales al precio fijo es vital que se estipule claramente cómo se computarán estos hitos y cuándo se abonarán los montos correspondientes.

Y si hablamos de variables, sin lugar a dudas las cláusulas de sell-on fee requieren una redacción especialmente precisa. Esta cláusula garantiza al club vendedor un porcentaje de una futura venta del jugador y, dado el elevado importe económico que puede llegar a alcanzar, es crucial redactarla con todo tipo de detalles: magnitud sobre la que se va a calcular el porcentaje del club vendedor, fechas y formas de pago, si se devenga en casos de pago de cláusula de rescisión o de indemnización ex. art. 17 RETJ, etc.

Por último, y pese a la entrada en vigor de la Cámara de Compensación en 2023, sigue siendo altamente recomendable especificar en el contrato quién será el responsable último de soportar el coste de los pagos de la contribución de solidaridad o la indemnización por formación del jugador, en el caso de que existan las mismas.

No incluir condiciones suspensivas en el contrato

La inclusión de condiciones suspensivas en los contratos de transferencia es otro de los aspectos importantes a tener en cuenta si no queremos poner en peligro la validez de la operación. Este tipo de condiciones aseguran que el contrato solo entrará en vigor una vez cumplidos ciertos requisitos, lo que protege a las partes involucradas de eventuales incumplimientos.

Una de las cláusulas más recomendables es someter la validez de la transferencia a la firma del propio contrato de transferencia por parte del jugador. Aunque la FIFA no considera la firma del jugador como un requisito esencial para la validez en sí del contrato, incluir esta condición ofrece una capa adicional de protección.

De igual modo, también es recomendable indicar que la validez del contrato se condiciona a la firma del contrato de trabajo del jugador con su nuevo club.

Además, es indispensable en cualquier contrato de transferencia incluir la superación del reconocimiento médico del jugador como cláusula suspensiva del contrato. En este punto es importante aclarar que la prohibición que realiza el art. 18.4 RETJ se refiere a condicionar la validez del contrato de trabajo del jugador, no así la del contrato de transferencia, que podemos y debemos condicionar a la superación del examen médico.

Condicionar la transferencia a la correcta emisión y recepción del Certificado de Transferencia Internacional (CTI) es una práctica común que asegura que el jugador está autorizado para jugar en su nuevo club. Sin este documento, la operación podría quedar incompleta y el jugador inhabilitado para competir.

Por último, cabe sujetar la validez del contrato a la recepción de la totalidad o parte del precio de transferencia en los plazos acordados.

No elegir correctamente el foro de resolución de disputas

El último error, pero no menos importante, es la elección inadecuada del foro para la resolución de disputas. Esta decisión puede tener un impacto significativo en la capacidad de un club para hacer valer sus derechos en caso de conflicto.

Uno de los errores más graves es elegir un foro incompetente que no tenga jurisdicción o que complique en exceso el proceso de litigio. Por ejemplo, en las transferencias domésticas es un error elegir un foro internacional, mientras que en las transferencias internacionales puede ser problemático someter el contrato a tribunales nacionales, ya que podría dificultar el acceso a organismos como la FIFA o el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

Otro error común es someter el contrato directamente al TAS sin pasar previamente por la FIFA, especialmente en casos donde el monto de la disputa es pequeño. Los costes de un procedimiento ante el TAS pueden ser muy elevados, lo que podría disuadir a las partes de acudir a este tribunal, a pesar de tener un caso sólido.

Conclusión

Estos cinco errores son solo una muestra de las muchas complejidades que rodean las negociaciones de los contratos de transferencia en el fútbol profesional. Asegurarse de evitarlos mediante una planificación detallada, un análisis riguroso y la inclusión de cláusulas claras y protectoras es esencial para garantizar el éxito de cada operación.

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